Press release March 3, 2021
NUEVO INFORME: El deterioro global de la democracia se ha acelerado
Libertad en el Mundo 2021 destaca que la brecha anual entre pérdidas y ganancias se amplió en 2020, y menos de una quinta parte de la población mundial vive ahora en países totalmente libres.
Washington – 3 de marzo de 2021—Durante 2020 los actores autoritarios se volvieron más osados mientras las principales democracias enfocaron la mirada hacia su interior, lo que contribuyó al decimoquinto año consecutivo de disminución de la libertad global, según el informe de la Libertad en el Mundo 2021, la evaluación anual país por país de los derechos políticos y las libertades civiles publicado hoy por Freedom House.
El informe encontró que la proporción de países catalogados como No Libres ha alcanzado su nivel más alto desde que comenzó el deterioro de la democracia en 2006 y que los países que disminuyeron en los derechos políticos y las libertades civiles superaron en número a aquellos que incrementaron, registrando el mayor margen durante los últimos 15 años. El informe redujo las puntuaciones de libertad de 73 países, lo que representa el 75 por ciento de la población mundial. Los afectados incluyen no solo estados autoritarios como China, Bielorrusia y Venezuela, sino también democracias en dificultades como Estados Unidos e India.
En uno de los casos más significativos del año, la clasificación de India cambió de Libre a Parcialmente Libre, lo que significa que menos del 20 por ciento de la población mundial vive ahora en un país Libre, la proporción más pequeña desde 1995. Los derechos políticos y las libertades civiles de los indios se han erosionado desde que Narendra Modi se convirtió en primer ministro en 2014. Su gobierno nacionalista hindú ha presidido una mayor presión sobre las organizaciones de derechos humanos, la creciente intimidación de académicos y periodistas y una serie de ataques intolerantes, incluidos linchamientos, dirigidos a musulmanes. El deterioro se profundizó tras la reelección de Modi en 2019, y la respuesta del gobierno a la pandemia de coronavirus en 2020 presentó más abusos de los derechos fundamentales.
Los cambios en India formaron parte de un cambio más amplio en el equilibrio internacional entre democracia y autoritarismo, donde los autoritarios generalmente gozan de impunidad por sus abusos y aprovechan nuevas oportunidades para consolidar el poder o aplastar la disidencia. En muchos casos, los movimientos democráticos prometedores se enfrentaron a importantes retrocesos como resultado.
En Bielorrusia y Hong Kong, por ejemplo, las protestas masivas a favor de la democracia se encontraron con represiones brutales por parte de gobiernos que en gran medida ignoraron las críticas internacionales. La ofensiva militar del régimen azerbaiyano en Nagorno-Karabaj amenazó indirectamente los recientes avances democráticos en Armenia, mientras que el conflicto armado en la región de Tigray en Etiopía frustró las esperanzas de una apertura política tentativa en ese país desde 2018. En los cuatro casos se destacó notablemente algún grado de intervención de un vecino autocrático: Moscú proporcionó un respaldo al régimen en Bielorrusia, Beijing impulsó la represión en Hong Kong, el gobierno de Turquía ayudó a su contraparte azerbaiyano y el líder de Etiopía pidió apoyo desde Eritrea.
La influencia malintencionada del régimen en China, la dictadura más poblada del mundo se extendió mucho más allá de Hong Kong en 2020. Beijing intensificó su campaña global de desinformación y censura para contrarrestar las consecuencias de su encubrimiento del brote inicial de coronavirus, que obstaculizó severamente una rápida respuesta mundial en los primeros días de la pandemia. Sus esfuerzos también incluyeron una mayor intromisión en el discurso político interno de las democracias extranjeras, así como extensiones transnacionales de abusos de derechos, que ocurren comúnmente en China continental. El régimen chino ha ganado influencia en instituciones multilaterales como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que Estados Unidos abandonó en 2018, cuando Beijing impulsó una visión de la llamada no interferencia que permite que los abusos de los principios democráticos y las normas de derechos humanos queden impunes mientras se promueve la formación de alianzas autocráticas.
"Los hallazgos de este año dejan muy claro que aún no hemos frenado la marea autoritaria", dijo Sarah Repucci, vicepresidenta de investigación y análisis de Freedom House. "Los gobiernos democráticos tendrán que trabajar en solidaridad entre sí y con los defensores de la democracia y los defensores de los derechos humanos en entornos más represivos, si queremos revertir 15 años de deterioros acumulados y construir un mundo más libre y pacífico".
La necesidad de una reforma en Estados Unidos
Si bien todavía se considera libre, Estados Unidos experimentó aún más deterioro democrático durante el último año de la presidencia de Trump. La calificación de Estados Unidos en el informe de la Libertad en el Mundo ha caído 11 puntos en la última década, y solo en 2020 disminuyó tres puntos. Los cambios han retirado al país de un grupo que incluía a otras democracias líderes, como Francia y Alemania, y lo han colocado en compañía de países con instituciones democráticas más débiles, como Rumania y Panamá.
Varios factores en 2020 contribuyeron a la calificación actual de Estados Unidos. La administración Trump socavó la transparencia del gobierno al destituir a los inspectores generales, castigar o despedir a denunciantes e intentar controlar o manipular la información sobre COVID-19. El año también contó con protestas masivas que, aunque en su mayoría pacíficas, fueron acompañadas por casos de violencia de alto perfil, brutalidad policial y enfrentamientos mortales con contra manifestantes o vigilantes armados. Hubo un aumento significativo en el número de periodistas arrestados y agredidos físicamente, la mayoría de las veces cuando cubrían manifestaciones. Finalmente, los graves atentados del presidente saliente de revertir su derrota electoral, que culminaron con su incitación a agitadores sediciosos que irrumpieron en el Capitolio cuando el Congreso se reunió para confirmar los resultados en enero de 2021, presionaron severamente a las instituciones electorales. Además, la crisis dañó aún más la credibilidad de Estados Unidos en el exterior y subrayó la amenaza de la polarización política y el extremismo en el país.
"El 6 de enero debería ser una llamada de atención para muchos estadounidenses sobre la fragilidad de la democracia estadounidense", dijo Michael J. Abramowitz, presidente de Freedom House. “Las potencias autoritarias, especialmente China, están promoviendo sus intereses en todo el mundo, mientras que las democracias han sido divididas y consumidas por problemas internos. Para que la libertad prevalezca a escala mundial, Estados Unidos y sus socios deben unirse y trabajar más duro para fortalecer la democracia en el país y en el extranjero. El presidente Biden se ha comprometido a restaurar el papel internacional de Estados Unidos como principal defensor de la democracia y los derechos humanos, pero para reconstruir sus credenciales de liderazgo, el país debe abordar simultáneamente las debilidades dentro de su propio sistema político ".
“Los estadounidenses deberían sentirse complacidos de que los tribunales y otras instituciones importantes se mantuvieron firmes durante la crisis postelectoral y que el país escapó peores posibles resultados”, dijo Abramowitz. “Pero la administración Biden, el nuevo Congreso y la sociedad civil estadounidense deben robustecer la democracia estadounidense fortaleciendo y expandiendo los derechos políticos y las libertades civiles para todos. La gente en todas partes se beneficia cuando Estados Unidos sirve como modelo positivo, y el propio país obtiene grandes beneficios de un mundo más democrático ".
Los efectos del COVID-19
Las respuestas de los gobiernos a la pandemia de COVID-19 exacerbaron el deterioro democrático global. Los regímenes represivos y los líderes populistas redujeron la transparencia, promovieron información falsa o engañosa y tomaron medidas represivas contra el intercambio de datos desfavorables u opiniones críticas. Muchos de los que expresaron objeciones al manejo de la pandemia por parte de su gobierno enfrentaron acoso o cargos penales. Los cierres de emergencia a veces eran excesivos, politizados o aplicados brutalmente por organismos y entidades de seguridad. Y líderes antidemocráticos de todo el mundo utilizaron la pandemia como cobertura para debilitar a la oposición política y consolidar el poder.
De hecho, muchos de los acontecimientos negativos del año probablemente tendrán efectos duraderos, lo que significa que el eventual fin de la pandemia no necesariamente desencadenará una revitalización inmediata de la democracia. En Hungría, por ejemplo, el gobierno del primer ministro Viktor Orbán asumió poderes de emergencia durante la crisis sanitaria y los utilizó indebidamente para retirar la asistencia financiera de los municipios dirigidos por partidos de oposición. En Sri Lanka, el presidente Gotabaya Rajapaksa disolvió el Parlamento a principios de marzo y, con nuevas elecciones retrasadas repetidamente debido al COVID-19, gobernó sin un poder legislativo durante varios meses. Más tarde durante el año, tanto Hungría como Sri Lanka aprobaron enmiendas constitucionales que fortalecieron aún más el poder ejecutivo.
La resiliencia de la democracia
A pesar de las muchas pérdidas de libertad registradas por el informe de la Libertad en el Mundo durante 2020, la gente en todo el mundo siguió comprometida con la lucha por sus derechos, y la democracia continuó demostrando su notable resiliencia. Varios países celebraron elecciones con éxito, tribunales independientes controlaron la extralimitación del ejecutivo, los periodistas en los entornos más represivos investigaron transgresiones del gobierno y los activistas persistieron en denunciar las prácticas antidemocráticas.
Tras unas elecciones empañadas en Malawi a mediados de 2019, por ejemplo, los jueces resistieron los intentos de soborno y la presión de la administración en ejercicio y convocaron nuevas elecciones. El candidato presidencial de la oposición, Lazarus Chakwera, ganó la repetición de la votación de 2020 por un cómodo margen. El incidente representó una victoria fundamental para las instituciones democráticas de Malawi y estableció un ejemplo positivo de independencia judicial para otros países africanos.
En Taiwán, una de las democracias de mayor desempeño en Asia, el gobierno reprimió efectivamente el coronavirus sin recurrir a métodos abusivos, estableciendo un fuerte contraste con la autoritaria China, donde el régimen ha promocionado su respuesta draconiana como modelo para el mundo. Incluso antes de que llegara el virus, los votantes taiwaneses desafiaron una campaña multifacética de desinformación politizada desde China y abrumadoramente reeligieron a un presidente que se opone a los intentos de unificación con China continental.
“Nuestro informe concluye que la democracia hoy en día está asediada pero no derrotada”, dijo Abramowitz. “Sus adversarios se han vuelto más poderosos, haciendo del mundo un entorno más hostil para el autogobierno, pero su atractivo perdurable entre la gente corriente, que ya hemos visto este año en lugares como Rusia y Myanmar, es un buen augurio para el futuro de la libertad".
HALLAZGOS CLAVES
- La edición 2021 del informe de la Libertad en el Mundo, que cubre los eventos de 2020, marcó el decimoquinto año consecutivo de deterioro de la libertad global. De los 195 países independientes evaluados por el informe, 73 experimentaron un deterioro en su calificación agregada y solo 28 incrementaron su calificación, el margen más amplio de este tipo durante el período de 15 años. Ahora hay 54 países No Libres, que representan el 38 por ciento de la población mundial, la proporción más alta desde que comenzó el deterioro.
- Con el cambio en la clasificación de India de Libre a Parcialmente Libre, menos del 20 por ciento de la población mundial vive ahora en un país Libre, el nivel más bajo desde 1995.
- La pandemia de COVID-19 exacerbó el deterioro democrático. Unas 42 reducciones en calificaciones en 36 países y territorios estuvieron vinculadas a la crisis de salud.
- Los faros de esperanza democrática se están extinguiendo. Freedom House señaló 39 países y territorios que experimentaron importantes protestas a favor de la democracia en 2019. De estos, 23 (casi el 60 por ciento) sufrieron una disminución de la calificación neta en 2020.
- Estados Unidos, que permaneció Libre, disminuyó tres puntos en 2020, para una reducción total de 11 puntos en la escala de 100 puntos del informe durante la última década.
Esta edición del informe de la Libertad en el Mundo está dedicada a Arch Puddington, un campeón de la democracia de por vida, quien se jubiló en 2020 tras servir durante 26 años como pilar fundamental de Freedom House. Durante muchos de esos años estuvo a cargo de nuestra división de investigación y análisis.
Freedom in the World 2021: Democracy under Siege
Authoritarian actors grew bolder during 2020 as major democracies turned inward, contributing to the 15th consecutive year of decline in global freedom, according to Freedom in the World 2021, the annual country-by-country assessment of political rights and civil liberties released by Freedom House.